La termomix compitiendo con el volcán de Islandia, vertiendo mermelada de fresa a borbotones, las galletas con los bajos quemados, cuyo prescriptivo raspado transformó el fregadero y aledaños en lava solidificada.
Niños con mangas y manos llenas de una masa informe imposible de despegar para formar las ideales galletas, que según la receta debía ser modelable y no pringosa.
Tras el vaciado de contenidos diversos de los necesarios botes de cristal para guardar la mermelada magmática, fregoteo, esterilización, selección de trapito blanco nuevo para no estropear la esterilización, vertido de la mermelada y volcado del bote en cuestión para producir el vacío, tapa que sale disparada y contenido completo sobre mi precioso paño blanco bordado con helado monísimo, que queda teñido a trozos cual salpicados sanguinolentos y conserva a la mierda. Le doy a probar a los niños lo poco que se salvó de uno de tantos desastres naturales acaecidos esta tarde en la cocina y resulta ser la mermelada más empalagosamente dulce jamás creada (y eso que puse 50 grs. menos de fructosa de los que indicaba la receta).
-Posiblemente tenga más futuro como pegamento que como alimento.-
Y las dos hornadas de galletas realizadas a imagen y semejanza de las más ricas jamás creadas por una amiga que me proporcionó la receta, parecen un apaño casero de tarde de domingo lluviosa con pocos ingredientes y menos idea. Pues no señores, receta con más ingredientes que productos tiene un herbolario y más tiempo empleado que en preparar una tarta nupcial y el resultado mejor ni calificarlo.
También es verdad que la población en general suele tener unos estándares de calidad básicos de la muerte. Pues el otro día estuve en una demostración de la thermomix e hicieron dos panes y una ensalada americana que eran para tirar a la basura (todas las asistentes teníamos ya la thermomix, que si no la compra su padre) y allí todo el mundo que o tiene el gusto en el salvase la parte o no está por decir la verdad con tal de quedar bien, diciendo que estaba muy bueno todo. PUES NO, era un asco y ya está.
No me hace esto sentirme menos gusano o animada, pero me confirma que no cocina bien quien quiere, sino quien puede, que parecen ser pocos los elegidos, porque también estoy hartita de ir a probar los más variopintos restaurantes de cocinas creativas, americanas, mediterráneas, italianas y lo que tu quieras, y hacen las mismas marranadas o peores que me saldrían a mi.
Esta disertación es en honor a todos los artistas, médicos de renombre, famosas modelos, mediáticas actrices, demás oscarizados y encumbrados, que siempre confiesan disfrutar cocinando para sus familias y amigos y se declaran grandes cocineros. Y yo que me lo creo, ¡JÁ!